Javier Jurado
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A partir de un artículo publicado en la revista A nosa rede de la AETG, julio de 2018
Jamás como hasta ahora hemos dispuesto de un volumen tan grande de datos, tan variado y generado a semejante velocidad, lo que nos obliga más que nunca a su tratamiento y análisis para obtener información relevante, útil y veraz. Aunque el prolífico marketing sigue añadiendo Vs (vulnerabilidad, volatilidad, visualización,…) estas son las cuatro Vs con las que suele identificarse al manido Big Data, reto y oportunidad, que comienza ya a ofrecer resultados espectaculares y apunta a transformar nuestras vidas.
Pero asimilar el impacto del Big Data requiere que reflexionemos sobre otros efectos colaterales o deliberadamente buscados, adheridos también al desarrollo de estas técnicas, y que quizá podamos considerar no tan deseables. Por eso cada vez son más las voces exigen una nueva V: el tratamiento masivo de datos es un arma tan poderosa que sería preciso exigir que fuera virtuosa.









cierta incomodidad ante la reduccionista denominación de “ciencias sociales y jurídicas” debido al sesgo hacia las metodologías científicas que dicho nombre presupone en el análisis de las materias abordadas. Las verdades del arte o de la historia han quedado relegadas al plano de lo subjetivo, de lo incierto. Las ciencias sociales están aquejadas de dicha vorágine cientificista. Sin embargo, encuentran problemas para la aplicación de esquemas hipotético-deductivos tales como la mutabilidad de su objeto o que el sujeto observador forma parte de la realidad observada. A las ciencias sociales les interesan cuestiones como el dilema subjetividad-objetividad, el peso de lo ideológico, la ética o la apertura del lenguaje, que requieren ir más allá del método científico.