Archivo por meses: May 2015

La actualidad de «Ciencia y técnica como ideología» de J. Habermas

Javier Jurado

Ha pasado casi medio siglo desde que J. Habermas escribiera «Ciencia y técnica como ideología«. Era 1968, y el ruido de los movimientos estudiantiles de aquellos años convulsos acompañaba la gestación de esta breve pero potente obra. Sin embargo, a pesar de este medio siglo, hoy, en medio del ruido de los llamados movimientos sociales, este texto retiene gran parte de fuerza ante el discurso de la inevitabilidad de las supuestamente neutrales medidas técnicas en política y economía. Ciencia y técnica como ideología al servicio del poder se sostuvieron sólo mientras “el programa sustitutorio de las compensaciones sociales” típico del Estado del bienestar fue capaz de comprar la paz social. Si en Mayo del 68 los estudiantes pedían otra cosa, hoy contemplamos la resistencia de quienes se enfrentan a los que cuestionan la viabilidad del Estado del bienestar, prolongando esa misma conciencia tecnocrática.

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Nueva entrega de los «cuadernos negros» de Heidegger

Jesús M. Morote

Los llamados «cuadernos negros» (schwarze Hefte) de Martin Heidegger son unos cuadernos manuscritos (de cuyas cubiertas de color negro reciben el nombre) que el filósofo alemán dejó con órdenes de que se fueran publicando después de su muerte. Van apareciendo poco a poco, siendo la más reciente la publicación en 2015 de las notas del periodo 1942-1948. En el diario alemán Die Welt, Markus Gabriel, profesor de Filosofía de la Universidad de Bonn, ha publicado una reseña sobre los aspectos más relevantes de las notas manuscritas de ese periodo, bajo el título «Las tesis repugnantes de Heidegger sobre el Holocausto», y comienza el texto con la siguiente frase: Donde se cumple el «Destino», no cabe culpa alguna.

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La moral era para él sólo un telón de fondo (1933)

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Legitimidad, responsabilidad, maldad

Jesús M. Morote

Manuel Cruz, catedrático de Filosofía Contemporánea en la Universidad de Barcelona, publica cada dos fines de semana un artículo en El Confidencial, bajo el rótulo «Filósofo de guardia«. El de hoy se titula «Hasta el monstruo es una víctima» y plantea, enlazadas bajo un cierto hilo conductor, al menos tres cuestiones de enorme importancia filosófica, que podemos esquematizar de la siguiente forma:

1) Filosofía política: ¿quién ostenta la legitimidad derivada del voto recibido: el diputado o el partido en cuyas listas aparecía?

2) Ética: ¿somos los hombres responsables de nuestros actos? Y si no lo somos, ¿puede decirse que somos libres?

3) Teodicea: Si el hombre no responde de sus actos, sino la sociedad, ¿cómo podemos justificar el mal en el mundo? ¿Será necesaria una «Politodicea» para sustituir a la antigua Teodicea?

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Se abre el debate.

¿Ha matado la ciencia a la filosofía?

Javier Jurado

Hace poco, el diario El País lanzaba un debate titulado «¿Ha matado la ciencia a la filosofía?» en el que tanto Javier Sampedro como Adela Cortina recogían dos artículos breves sosteniendo una postura en defensa de la filosofía, cada uno desde su perspectiva.

El de Cortina abogaba por una cooperación fecunda entre ciencia y filosofía, y comenzaba diciendo:

“La filosofía es un saber que se ha ocupado secularmente de cuestiones radicales, cuyas respuestas se encuentran situadas más allá del ámbito de la experimentación científica. El sentido de la vida y de la muerte, la estructura de la realidad, por qué hablamos de igualdad entre los seres humanos cuando biológicamente somos diferentes, qué razones existen para defender derechos humanos, cómo es posible la libertad, en qué consiste una vida feliz, si es un deber moral respetar a otros aunque de ello no se siga ninguna ganancia individual o grupal, qué es lo justo y no sólo lo conveniente.”

¿Es este reducto suficiente para la supervivencia de la filosofía? ¿Podemos afirmar que la ciencia no está preocupantemente para la filosofía arañando también estos espacios? Lanzo el guante desde la posibilidad de un reduccionismo científico en búsqueda de argumentos potentes que lo rechacen.

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