Javier Jurado
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Nunca es mal momento para reflexionar, pero si el coronavirus nos invita a la reclusión y al recogimiento, una buena forma de aprovecharlo es haciéndolo sobre las actividades suspendidas que habríamos tenido estos días en una situación normal. Así, la actividad frenética del primum vivere puede, aunque sea forzada, dejar un paso al deinde philosophari. En ese sentido, las postpuestas y famosas fallas valencianas son un objeto interesante para la reflexión desde el punto de vista de su función, simbolismo y significado, como ritual para la reconstrucción de sentido y como instrumento de crítica social domesticado. Anem a això.
Meditación sobre la falla valenciana
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