Tasia Aránguez
Los partidos políticos, y también las asambleas de militantes de los movimientos sociales, generan dinámicas de exclusión. Forman élites y excluyen a otras personas del ámbito de la acción política. Quien no puede ser militante (a veces “hipermilitante”) queda fuera de la política. Este problema va más allá de la sustitución de espacios representativos por formas de democracia participativa. Las personas dedicadas a tareas de cuidado o quienes trabajan muchas horas al día difícilmente encontrarán deseable un sistema político consistente en la asistencia a asambleas.
Jaques Rancière sostuvo, en este sentido, que la política se basa en una división de los espacios y los tiempos. Tiene voz quien tiene tiempo y visibilidad. En esta entrada formulo un interrogante ¿podría el mecanismo del sorteo mejorar el carácter inclusivo de la democracia?