Héctor J. Ibáñez Durá
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En una anterior entrada, hemos analizado las posturas acerca de la denominada Paradoja de la ficción. No resulta extraño que el grueso de los trabajos publicados sobre la Paradoja tenga su cuna en determinada geografía intelectual, cual es el ámbito anglosajón, y esté basado en un enfoque filosófico concreto, la filosofía analítica, en su sentido lato. No por casualidad, esta aparente hermeticidad o exclusividad de los análisis en lengua inglesa, con su tradicional e innegociable método analítico, se convierte a su vez en una circunstancia que quizá obstaculiza una apropiada y más multidimensionada teorización del caso que nos ocupa. Aquí proponemos, además, sondear otra forma de plantear el problema y darle solución; o incluso, tal vez, de disolverlo. La metodología empleada consiste en una aproximación fenomenológica al hecho estudiado, de modo que quedarán al margen otro tipo de enfoques, tales como el neurológico, el psicoanalítico o el propio de la filosofía de la mente.
Archivo por meses: enero 2016
Consideraciones acerca de la denominada «Paradoja de la ficción» (I de II)
Héctor J. Ibáñez Durá
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En ocasiones reaccionamos emocionalmente ante ficciones − situaciones, ideas o pensamientos −, ante elementos que carecen de una base real. Encontramos un ejemplo en las emociones que manifestamos al presenciar una obra de arte. En dos entradas indagamos en este fenómeno y los que de él se derivan.
Un ensayo de Henri Bergson: «Lo posible y lo real» (1930)
Jesús M. Morote
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Presento una traducción personal de un ensayo publicado por Bergson en 1930, una muestra de la prosa elegante y clara de este filósofo francés, que desmiente la pertinencia del oscuro barroquismo que muchos asocian a la profundidad del pensamiento filosófico. En lo referente al contenido de su pensamiento, Henri Bergson (1859-1941) aborda aquí con sencillez, pero con enorme convicción, alguno de los problemas ontológicos más importantes bajo una óptica muy particular, aunque sin duda encuadrable dentro de lo que podríamos llamar, en sentido amplio, vitalismo. Como concluye su ensayo Bergson: «No veamos un simple juego en una especulación sobre las relaciones de lo posible y lo real. Puede ser una preparación para vivir bien«.

Henri Bergson
El problemático retorno de lo sublime
Javier Jurado
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Hace poco leía la propuesta que J. Gomá nos lanzaba para una recuperación de lo sublime, exhortándonos a sentir. En ella, diagnosticaba nuestra actual renuencia ante el discurso sobre lo sublime diciendo:
“Vivimos una hora en la que la simple mención de lo sublime suscita en la mayoría un mohín de escepticismo, cuando no una palabra de sarcasmo. El cinismo ambiente ha desterrado del mundo contemporáneo la mera conjetura de lo grandioso, pues así precisamente se define lo sublime: como lo grande, eminente, excelso, de elevación extraordinaria. La presente etapa de la cultura, desertora del ideal, habría quedado inhabilitada para tan subido sentimiento porque el igualitarismo democrático impone una nivelación general que lo excluye”
Sin embargo, creo que es demasiado simplificador achacar esta renuencia a ese “igualitarismo democrático” aun cuando ciertamente se manifieste en ocasiones en formas oclocráticas. De lo sublime hay diversas acepciones. Pero podríamos detectar al menos dos grandes corrientes que harían problemático este retorno de lo sublime en nuestros días: El ocaso de los ídolos, como rasgo postmoderno por excelencia; y la naturalización de lo sublime, debida al avance de las ciencias.
Los retos que nos dejaron los feminismos clásicos (II)
Tasia Aránguez
En una anterior entrada, comenzamos a analizar los retos que nos dejaron los feminismos clásicos, observando la clasificación que los divide entre feminismo de la igualdad y de la diferencia. Junto a ella, otra gran clasificación es la que lo divide en feminismo liberal y feminismo radical.
Los retos que nos dejaron los feminismos clásicos (I)
Tasia Aránguez
Este artículo, dividido en dos partes, pretende ser el primero de una serie en la que explicaré los postulados básicos de las corrientes más relevantes de la teoría feminista. Para ello procuraré detenerme en los debates más interesantes que se han dado en el seno de las mismas.
He podido comprobar en múltiples ocasiones que el feminismo suscita gran interés, y que despierta tanta pasión como odio (algo razonable en un movimiento reivindicativo que cuestiona privilegios y que, por tanto, escuece). En cualquier caso, cuando se habla de feminismo se llena la sala.
En este primer artículo voy a abordar los feminismos clásicos, ¿a qué me refiero cuando utilizo la expresión “feminismos clásicos”?: estoy hablando de la primera y la segunda ola (los feminismos actuales son denominados “tercera ola”).