Jesús M. Morote
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Presento un nuevo texto filosófico, en esta ocasión de Maine de Biran (1766-1824), pensador francés que tiene un notable interés que no ha pasado desapercibido entre muchos de nuestros contemporáneos. Se trata de la «Opinión de Hume sobre la naturaleza y origen de la noción de causalidad» (1814). Pulsando se enlaza al texto original en francés.
Pertenece Maine de Biran a la primera oleada de lo que podríamos llamar «críticos de la Ilustración». A diferencia de otros filósofos posteriores, como Marx o Freud, esta primera crítica de la Ilustración, que siguió de forma inmediata a la Revolución Francesa, puede tipificarse como políticamente tradicionalista, lo que sin duda ha contribuido a desprestigiarla como reaccionaria y, por ello, a que se le haya prestado, en general, poca atención.
El pensamiento de Maine de Biran atravesó varias etapas, con cambios radicales. Desde una primera adhesión a posiciones sensistas como las de Condillac, evolucionó hacia una crítica de las mismas en línea con los llamados «ideólogos» (Destutt de Tracy o Cousin); posteriormente, Maine recaló, en la época del escrito que aquí presentamos traducido, en una posición propia y genuina, para, finalmente, desembocar en una última etapa de corte espiritualista y místico.
La época que aquí nos interesa se caracteriza por la importancia dada al sujeto no bajo una óptica cartesiana, como res cogitans, sino como sujeto de una voluntad libre. Eso ha llevado a afirmar que Maine de Biran sustituye el cogito ergo sum cartesiano por un volo ergo sum; aunque, que yo sepa, Maine no utiliza tal expresión, se ha deducido de alguno de sus textos: «Yo actúo, yo quiero, o pienso la acción, luego yo soy causa, luego yo existo, existo realmente a título de causa o fuerza«. Maine ligaba la voluntad con la fuerza (o causa eficiente de la acción) o esfuerzo.
En todo caso, esa conexión profunda entre voluntad y fuerza determina una conexión del mismo orden entre libertad y causalidad. Abbagnano expresa este rasgo del pensamiento de Maine con suma precisión: «Aquí está verdaderamente el punto central de la investigación de Maine de Biran, el paso de la psicología a la metafísica. Maine de Biran identifica inmediatamente un dato de la experiencia interna, el esfuerzo, con un principio metafísico, la causalidad, y toma esta identificación como una justificación absoluta del principio metafísico«.
El mundo, por tanto, no se presenta como algo previo al sujeto, sino que nace para nosotros de la resistencia que dicho mundo ofrece a nuestra voluntad, ante la cual ésta tiene que desarrollar una fuerza o un esfuerzo, y en ese esfuerzo radica la libertad. Así, afirma Maine: «La libertad o la idea de libertad, considerada en su fuente real, no es más que el sentimiento mismo de nuestra actividad o de este poder de obrar, de crear el esfuerzo constitutivo del yo. La necesidad es el sentimiento de nuestra pasividad; y no es un sentimiento primitivo o inmediato, ya que para sentirse o reconocerse pasivo es necesario primeramente haber tenido conciencia del propio poder«.
El sentimiento primitivo es el sens intime (sentido íntimo), lo que se siente interiormente, por sí mismo, de forma inmediata, y fundamenta la noción de causalidad. Esta es una posición cercana a la que en nuestros días ha sostenido, por ejemplo, Peter Strawson, según la cual la noción de causalidad no deriva, en contra del sensismo o del empirismo de Hume, de la observación repetida de la sucesión de ciertos hechos en el tiempo, sino que deriva de nuestra propia noción o sentido íntimo de que ejercemos fuerza sobre las cosas del mundo y vemos que éstas responden, como efecto, a esa nuestra fuerza. Todos estos conceptos aparecen en el texto cuya traducción ofrezco, a cuya luz se entenderá mejor la doctrina de Maine de Biran.
En todo caso, y a la vista de los desarrollos actuales de la Filosofía de la mente, dominada por el fisicalismo, por el rechazo del yo o de la conciencia y los intentos de reducción de la mente a la exteriorización por la conducta de los sujetos presuntamente provistos de tal mente, resulta sano contrastar ese punto de vista con el totalmente inverso. Si el mecanicismo fisicalista pretende analizar la mente con las herramientas epistemológicas de la ciencia físico-química, como si los hombres fueran una especie de esos autómatas tan queridos por los Ilustrados, Maine de Biran, y se ve claro en su crítica a Hume, pretende, por el contrario, partir de la mente y el esfuerzo para aplicar esa causalidad inmanente (para decirlo con terminología de Chisholm) a la causalidad fenoménica, que resultaría ser una proyección secundaria o mediata del sentido íntimo primitivo e inmediato.
Adicionalmente, resulta interesante comprobar cómo el punto de vista de Maine de Biran posibilita una crítica similar (y quizá incluso más sugestiva) a la de Horkheimer, de la «razón instrumental». Pues si el problema de ésta consiste en el desdoblamiento entre sujeto y objeto que lleva al hombre, como sujeto, a considerarse a sí mismo como objeto y, por tanto, como instrumento, no sería desdeñable un punto de vista que retornase a considerar la autonomía del sujeto, de la volición, de la libertad, como principio original, cortando de raíz la posibilidad de que esa proyección del sentido íntimo hacia el exterior pueda revertir sobre el propio sujeto. La lectura del texto que propongo permitirá observar cómo Maine rechaza frontalmente cualquier intento de aplicar al sentido íntimo, al acto originario de conciencia, herramientas de análisis conceptual procedentes de la experiencia del mundo externo, proporcionando así al individuo un blindaje contra la amenaza de la razón instrumental.
Maine de Biran – Opinión de Hume sobre la naturaleza y origen de la noción de causalidad
José Ferrater Mora: Diccionario de Filosofía (voz: Maine de Biran)
Nicola Abbagnano: Historia de la Filosofía (Tomo 3)
Frederick Copleston: Historia de la Filosofía (Tomo 9: De Maine de Biran a Sartre)