Deleuze. De las líneas de la vida, atreverse a vivir (o sobre cómo hacer una revolución)

Tasia Aránguez
Esta vez, para romper con la exposición usual, traigo fragmentos de Deleuze (los títulos son míos) que explican, en su prosa emocional, la teoría más significativa del posestructuralismo: la cartografía de las líneas que atraviesan las vidas de grupos e individuos. Estas líneas están presentes tanto en la vida corriente como en la vida auténtica de quien se atreve al amor y a la revolución.

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Líneas duras, líneas flexibles y líneas de fuga:

“Individuos o grupos estamos hechos de líneas, de líneas de muy diversa naturaleza. Un primer tipo de línea sería segmentaria, de segmentariedad dura (en realidad existen muchas líneas como ésta); la familia-la profesión; el trabajo-las vacaciones; la familia-y luego la escuela-y luego el ejército-y luego la fábrica-y luego el retiro”.

“Pero al mismo tiempo tenemos unas líneas de segmentariedad mucho más flexibles, en cierta medida, moleculares. (…) Un oficio, por ejemplo profesor, juez, abogado, contable, criada, es un segmento duro, pero también es muchas más cosas: ¿cuántas conexiones, atracciones y repulsiones se producen en él que no coinciden con los segmentos?, ¿cuántas locuras secretas y a pesar de todo en relación con los poderes públicos?”

“Pero aún tenemos un tercer tipo de línea, que todavía es mucho más extraña: como si algo nos arrastrara a través de nuestros segmentos, pero también a través de nuestros umbrales, hacia un carnegriffiths2destino desconocido, imprevisible, no preexistente. Esta línea es simple, abstracta, y sin embargo es la más complicada de todas, la más tortuosa: es la línea de gravedad o de celeridad, la línea de fuga y de mayor pendiente (…) En cierto sentido da la impresión de que esta línea surge después, de que se separa de las otras dos, pero eso en el caso de que llegue a conseguirlo, puesto que quizás haya personas que no tienen esta línea, que sólo tienen las otras dos, o que sólo tienen una, que no viven más que en una. Pero en otro sentido esta línea está presente desde siempre, sin que por ello deje de ser lo contrario de un destino: no tiene por qué separarse de las otras dos, sería más bien la primera, las otras derivarían de ella.”

“Lo que nosotros denominamos de diversas maneras- esquizo-análisis, micro-política, pragmática, diagramatismo, rizomática, cartografía- no tiene otro objeto que el estudio de estas líneas, en los grupos o en los individuos.”

Las líneas duras:

“Según Fitzgerald, en primer lugar están los grandes segmentos: rico-pobre, joven-viejo, éxito-pérdida del éxito, salud-enfermedad, amor-marchitamiento, creatividad-esterilidad, que siempre están relacionados con acontecimientos sociales (…) Fitzgerald llama a eso cortes, cada segmento señala o puede señalar un corte. Se trata, pues, de un tipo de línea, la línea segmentarizada, que nos concierne a todos en tal fecha, en tal lugar. Y poco importa que tienda hacia la degradación o hacia la promoción (triunfar de esa forma en la vida no es mejor que lo contrario: el sueño americano consiste tanto en empezar como barrendero y acabar en millonario, como en lo contrario, los segmentos son los mismos).”

“Los segmentos dependen de máquinas binarias, muy diversas según las necesidades. Máquinas binarias de clases sociales, de sexos, hombre-mujer; de edades, niño-adulto; de razas, blanco-negro; de sectores, público-privado; de subjetivaciones, en nosotros-fuera de nosotros. Máquinas binarias complejas en la medida en que se cortan o chocan unas con otras, se enfrentan, y nos cortan a nosotros mismos en todos los sentidos.”

“Los segmentos implican también dispositivos de poder (…). Foucault, después de analizar a fondo estos dispositivos, se ha negado a verlos como simples emanaciones de un aparato de Estado preexistente. Cada dispositivo de poder es un complejo código-territorio”. (Tenía que aparecer Foucault).

“La educación del sujeto y la armonización de la forma no han cesado de obsesionar a nuestra cultura, de inspirar segmentaciones, planificaciones, máquinas binarias que las cortan y máquinas abstractas que las cortan de nuevo. Cuando un contorno se pone a temblar, cuando un segmento vacila, se recurre a la terrible lente cortadora, al laser que reordena las formas y pone a los sujetos en su sitio.”

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Líneas de fuga:

“Las máquinas binarias ya no tienen ningún poder sobre estas líneas, y no porque cambie el segmento dominante (tal clase social, tal sexo), ni tampoco porque se impongan mixtos del tipo bisexualidad, mezcla de clases. (…) Sexualidad molecular que ya no es ni la de un hombre ni la de una mujer, masas moleculares que ya no poseen los límites de una clase, razas moleculares como pequeños clones que ya no responden a las grandes oposiciones molares.”

“Imaginad a los griegos y a los troyanos como dos segmentos opuestos, frente a frente; de pronto llegan las amazonas, y como primero vencen a los troyanos, los griegos exclaman, «las amazonas con nosotros», pero entonces se vuelven contra ellos y los cogen a contrapelo con la violencia de un torrente.”

“Mayo del 68 fue la explosión de una línea molecular de ese tipo: irrupción de las amazonas, frontera que trazaba su línea inesperada, arrastrando los segmentos como bloques arrancados que ya no se podían reconocer.”

“Se nos puede objetar que con estos dos tipos de líneas, segmentarizadas, planificadas, maquinadas de forma distinta, no somos capaces de escapar al dualismo. Pero lo que define un dualismo no es el número de términos, ni tampoco se sale de él añadiendo otros (x > 2). La única forma de escapar efectivamente a los dualismos es desplazarlos como se desplaza una carga, hasta encontrar entre los términos, ya sean dos o más, un desfiladero estrecho, semejante a una linde o a una frontera, que va a convertir al conjunto en una multiplicidad independientemente del número de partes. Lo que nosotros llamamos agenciamiento es precisamente una multiplicidad.”

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“Ahora bien, cualquier tipo de agenciamiento incluye necesariamente no sólo líneas de segmentariedad dura y binaria, sino también líneas moleculares o líneas de linde, de fuga o de pendiente.”

“En líneas generales reconocemos a un marxista cuando dice que una sociedad se contradice, que una sociedad se define por sus contradicciones, y particularmente por sus contradicciones de clase. Nosotros decimos más bien que en una sociedad todo huye, y que una sociedad se define precisamente por esas líneas de fuga que afectan a masas de cualquier naturaleza. (…) La creación siempre se produce sobre una línea de fuga, y no porque se fantasee o se sueñe, sino  al contrario, porque uno traza sobre ella algo real y construye un plano de consistencia. Huir, pero mientras se huye, buscar un arma.”

La fuga es peligrosa:

“Pero los segmentos que nos atraviesan, y por los que obligatoriamente debemos de pasar, están marcados por una rigidez que, al mismo tiempo que nos tranquiliza, nos convierte en las criaturas más miedosas, también las más despiadadas, las más amargas. El peligro está en todas partes y es tan evidente que más bien habría que preguntarse hasta qué punto es cierto que tenemos necesidad de tal segmentariedad. Incluso si tuviéramos el poder de hacerla estallar, ¿acaso podríamos lograrlo sin destruirnos nosotros mismos?, hasta tal punto forma parte de las condiciones de vida, incluidas las de nuestro organismo y las de nuestra misma razón. La prudencia con la que debemos manejar esta línea, las precauciones que debemos tomar para suavizarla, inmovilizarla, desviarla, minarla, dan cuenta de un largo trabajo que no sólo se hace contra el Estado y los poderes, sino directamente sobre uno mismo.”

“En el fenómeno «agujero negro»: una línea flexible se precipita en un agujero negro del que ya no podrá salir. (…) Así pues, hemos abandonado el campo de la segmentariedad dura, pero hemos entrado en un régimen no menos concertado, en el que cada uno se hunde en su agujero negro y se vuelve peligroso en ese agujero, pues adquiere una seguridad sobre su caso, su papel y su misión mucho más inquietante que las certezas de la primera línea: los Stalin de los grupúsculos, los justicieros de barrio, los micro-fascismos de las bandas… Nosotros nunca hemos dicho, como se ha pretendido, que el esquizofrénico era el verdadero revolucionario. Para nosotros la esquizofrenia es más bien desktop-1420225070la caída de un proceso molecular en un agujero negro. Los marginales siempre nos han dado miedo, y hasta un poco de horror. No son lo suficientemente clandestinos. En todo caso, me dan miedo. Hay un discurso molecular de la locura del drogadicto, o del delincuente, que no tiene nada que envidiar a los grandes discursos de un psiquiatra. Tanta seguridad en ambos. Los marginales no son los que crean las líneas, lo único que hacen es instalarse en ellas, apropiárselas, y eso está muy bien cuando tienen la curiosa modestia de los hombres de línea, la prudencia del experimentador, pero resulta catastrófico cuando caen en un agujero negro del que lo único que sale es la palabra microfascista de su dependencia y de su atolondramiento “somos la vanguardia», «somos los marginales».”

“Incluso puede ocurrir que las dos líneas se alimenten mutuamente, y que la organización de una segmentariedad cada vez más dura, conecte con la gestión de los pequeños terrores y de los agujeros negros en los que uno se hunde en la red molecular.”

Prudente planificación del plan-relato de huida:

“Pero sería todo un error creer que para evitar los peligros basta con tomar finalmente la línea de fuga o de ruptura. Primero hay que trazarla, saber cómo y dónde. Después, y es quizá lo más grave, está el peligro que conlleva. No sólo las líneas de fuga, las líneas de mayor pendiente, corren el riesgo de ser interceptadas, segmentarizadas, precipitadas en los agujeros negros, sino que además tienen un riesgo particular: convertirse en líneas de abolición, de destrucción, de los demás y de sí mismo. Pasión de abolición. ¿Cómo es posible que todos los ejemplos que hemos dado de líneas de fuga, aunque sean los de nuestros escritores favoritos, acaben siempre tan mal? Si las líneas de fuga acaban mal, no es porque sean imaginarias, sino porque son reales yen su realidad si acaban mal, no sólo se debe a que son cortocircuitadas por las otras dos líneas, sino a que se 346089938cortocircuitan a sí mismas como consecuencia de un peligro que ellas mismas segregan. (…) En una palabra, lo que queremos decir es lo siguiente: ¿por qué en las líneas de fuga, en tanto que reales, la «metáfora» de la guerra reaparece con tanta frecuencia, incluso al nivel más personal, más individual? Holderlin y el campo de batalla. Kleist y la presencia constante en su obra de la idea de una máquina de guerra contra el aparato de Estado, y en su vida la idea de que hay que hacer una guerra, idea que acabará conduciéndole al suicidio. La vida y la obra son una misma cosa cuando han abrazado la línea de fuga que las convierte en piezas de una misma máquina de guerra. En estas condiciones, hace mucho tiempo que la vida ha dejado de ser personal, y que la obra ha dejado de ser literaria o textual.”

“Cada vez que una línea de fuga se convierte en línea de muerte, nosotros no invocamos una pulsión interior del tipo «instinto de muerte», sino que seguimos invocando un agenciamiento de deseo que introduce una máquina objetiva o extrínsecamente definible. Así pues, no es una metáfora decir que siempre que alguien destruye a los demás y se destruye a sí mismo, es porque ha inventado en su línea de fuga su propia máquina de guerra: la máquina de guerra conyugal, la máquina de guerra alcohólica…”

Jamás apostar por la eterna imposibilidad de la revolución (lo que dijo el fascismo sobre la “juventud burguesa” de mayo del 68…y decidimos creerlo):

“El error consistiría en decir: por un lado existe un Estado globalizante, dueño de sus planes y que tiende sus trampas; por otro, una fuerza de resistencia que, o bien adopta la forma de Estado, con lo cual nos traiciona, o bien cae en luchas locales parciales o espontáneas, que una y otra vez serán asfixiadas y derrotadas.”

“El Estado más centralizado no es en absoluto dueño de sus planes, también es experimentador, hace inyecciones, no logra prever nada (…) Los poderes llevan a cabo sus experimentaciones sobre las diferentes líneas de agenciamientos complejos, pero sobre esas mismas líneas también surgen experimentadores de otro tipo, desbaratando las previsiones, trazando líneas de fuga activas, buscando la conjugación de esas líneas, precipitando o aminorando su velocidad (…) Lo que caracteriza nuestra situación actual está a la vez más allá y más acá del Estado. El desarrollo del mercado mundial, el poder de las sociedades multinacionales, el esbozo de una organización «planetaria», la extensión del capitalismo a todo el cuerpo social, forman, más allá de los Estados nacionales, una gran máquina abstracta (…) Los obreros de los países ricos participan necesariamente del saqueo del Tercer Mundo, los hombres en la sobre-269857_435076506552274_1402808851_nexplotación de las mujeres, etcétera. Pero la máquina abstracta, con sus disfuncionamientos, no es más infalible que los Estados nacionales, que no logran regularlos en su propio territorio ni de un territorio a otro. El Estado ya no dispone de medios políticos, institucionales o financieros que le permitan hacer frente a los contragolpes sociales de la máquina, y es muy dudoso que pueda apoyarse eternamente en viejas fórmulas como la policía, el ejército, las burocracias, incluso sindicales, los equipamientos colectivos, la escuela, la familia.”

“En lugar de apostar por la eterna imposibilidad de la revolución y por el retorno fascista de una máquina de guerra en general, ¿por qué no pensar que un nuevo tipo de revolución está deviniendo posible, y que todo tipo de máquinas mutantes, vivientes, hacen guerras, se conjugan, y trazan un plano de consistencia que mina el plano de organización del Mundo y de los Estados? Porque, repitámoslo una vez más, ni el mundo y sus Estados son dueños de su plan, ni los revolucionarios están condenados a la deformación del suyo. Todo se juega en la mayor incertidumbre. La cuestión del futuro de la revolución es una mala cuestión, pues en tanto que uno se la plantea hay muchas personas que no devienen revolucionarias. Está hecha precisamente para eso.”

Planificación y calma…

(Recuérdese que Deleuze habla de su propio país) “Los franceses son demasiado humanos, demasiado históricos, están demasiado preocupados por el futuro y el pasado. No hacen más que pararse a recapitular. No saben devenir, piensan en términos de pasado y de futuro históricos. Incluso tratándose de la revolución, más que en un devenir-revolucionario piensan en un «futuro de la revolución». No saben trazar líneas,- seguir un canal. No saben perforar, limar la pared.”

pasado-perfecto-3“Huir no es exactamente viajar, ni tan siquiera moverse. Primero, porque hay viajes a la francesa, demasiado históricos y culturales, demasiado organizados, en los que uno se contenta con transportar su «yo». Segundo, porque las fugas pueden hacerse sobre el terreno, en un viaje inmóvil. Toynbee muestra cómo los nómadas, en sentido estricto, en sentido geográfico, no son ni migrantes ni viajeros; al contrario, son los que no se mueven, los que se apegan a la estepa, inmóviles a grandes pasos, siguiendo una línea de fuga inmóvil (…) Pero la historia jamás ha comprendido nada de los nómadas, que no tienen ni futuro ni pasado. (…) Fitzgerald lo dice aún más claro: «Comprendí que los que habían sobrevivido eran los que habían realizado una verdadera ruptura. Ruptura significa mucho, pero no tiene nada que ver con una ruptura de cadena, pues si así fuera uno estaría destinado a encontrar otra o a volver a la antigua. (…) Una verdadera ruptura es algo sobre lo que no se puede volver, algo que es irremisible porque hace que el pasado deje de existir.»”

“Pero incluso después de haber hecho una distinción entre la fuga y el viaje, la fuga continúa siendo una operación ambigua. ¿Quién puede asegurarnos que en una línea de fuga no vamos a encontrar todo aquello de lo que huimos? Los peligros que se corren, la paciencia y las preocupaciones que hay que tomarse, las rectificaciones que constantemente hay que hacer para librarse de las arenas y de los agujeros negros: eso sólo puede aprenderse en la misma, al mismo tiempo que se la traza. No se puede prever. Una verdadera ruptura puede alargarse en el tiempo, no tiene nada que ver con un corte demasiado significante, constantemente tiene que ser protegida no sólo contra sus falsas apariencias, sino también contra sí misma y contra las territorializaciones que la acechan.”

…Pero sin certezas. La fuga es experimentación:

“Pero los ingleses y los americanos no tienen la misma manera de recomenzar que los franceses. La manera francesa de recomenzar consiste en partir de cero, en buscar una primera certeza como punto de origen, en buscar siempre un punto de apoyo firme”.

“Una fuga es una especie de delirio. Delirar es exactamente salirse del riego. En una línea de fuga hay algo de demoníaco. La diferencia entre los demonios y los dioses estriba en que éstos tienen atributos, propiedades y funciones fijas, territorios y códigos: tienen que ver con los surcos, las lindes y los catastros. Lo propio de los  demonios, por el contrario, es saltar los intervalos, y de un intervalo a otro. «¿Cuál es el demonio que más ha saltado?», pregunta Edipo. En una línea de fuga siempre hay traición. Nada de trampear como un hombre de orden que prepara su porvenir, sino al contrario, traicionar, traicionar a la manera de un hombre simple que no tiene ni pasado ni futuro. Traicionar las fuerzas estables que quieren retenernos, los poderes establecidos de la tierra. En los «grandes descubrimientos», en las grandes expediciones, no sólo hay incertidumbre ante lo que se va a descubrir y conquista de lo desconocido, sino también la aquilespentesileamunich_detalleinvención de una línea de fuga y el poder de la traición: ser el único traidor y traicionar a todos. El traidor es muy diferente del tramposo: el tramposo pretende ampararse de propiedades establecidas, conquistar un territorio, e incluso instaurar un orden nuevo. El tramposo tiene mucho porvenir, pero no tiene ni el más mínimo devenir. El sacerdote, el adivino, es un tramposo. El experimentador es un traidor. (…) El pecado de Pentesilea es haber elegido a Aquiles cuando la ley de las amazonas ordena no elegir al enemigo; el elemento demónico de Pentesilea la arrastra a un devenir-perra. Habría, pues, que definir una función especial que no se confunde ni con la salud ni con la enfermedad: la función Anómalo. El Anómalo está siempre en la frontera, en el límite de una banda o de una multiplicidad.”

Se revoluciona de la misma manera que se ama. Hay que fluir.

“Sé capaz de amar sin recuerdo, sin fantasma y sin interpretación, sin pararse a recapitular. Que tan sólo haya flujos, flujos que unas veces se agotan, se congelan o se desbordan, y otras se conjugan o se separan. (…) En las líneas de fuga tan sólo puede haber una cosa: experimentación-vida. Y como no hay ni pasado ni futuro, nada se sabe de antemano. Eso de decir «Así soy yo», se acabó. Nada de fantasmas, sino programas de vida que se modifican a medida que se hacen, que se traicionan a medida que se abren paso, como orillas que desfilan o canales que se distribuyen para que corra un flujo.”

Puntos de apoyo

Deleuze y Parnet: “Diálogos”.

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