El ecofeminismo (I): ¿por qué el feminismo está conectado con la lucha anticapitalista?

Tasia Aránguez

En artículos anteriores expuse brevemente las teorías más relevantes de los feminismos clásicos (primera parte y segunda parte). Junto con esos feminismos clásicos, que siguen hoy en día de plena vigencia, existen nuevas corrientes, que se encuadran en la llamada “tercera ola”. Una de las corrientes más relevantes es el ecofeminismo.

Este artículo sobre ecofeminismo tendrá dos partes. En esta primera parte abordo una cuestión que interesa mucho en el foro de Arjaí y sobre la que ha teorizado el ecofeminismo: ¿por qué el feminismo está conectado con la lucha anticapitalista? Es importante señalar que este artículo va sobre una aproximación teórica concreta al feminismo. Dicha aproximación sostiene que el feminismo es necesariamente anticapitalista y que, por tanto, una persona que defendiese postulados propios del liberalismo económico no podría considerarse feminista. Sin embargo, esta tesis no es unánime dentro del feminismo.

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Y ¿qué es el ecofeminismo? pues bien, el ecofeminismo es lo que su nombre indica: una síntesis entre el ecologismo y el feminismo. Como explica la ecofeminista Yayo Herrero (autora cuyos postulados resumo en este artículo), el dominio del patriarcado sobre el cuerpo de las mujeres y el dominio del capitalismo sobre la naturaleza tienen raíces comunes.

El capitalismo mide la riqueza con la vara del dinero y oculta los elementos no económicos que sostienen la vida humana: los recursos naturales y la enorme cantidad de trabajos no remunerados que tienen que ver con las tareas de cuidado, asignadas tradicionalmente a las mujeres. Según Shiva y Mies, el capitalismo oculta el hecho de que se mantiene por medio de la colonización de las mujeres, de los pueblos “extranjeros” y de la naturaleza.

El ecofeminismo cuestiona la supuesta autonomía de las personas sobre la que se sostiene la ideología individualista del liberalismo. El liberalismo defiende una concepción de las personas como seres independientes, que no requieren cuidados ajenos y que pueden permitirse ignorar a la naturaleza. El liberalismo además se sustenta sobre una idea economicista de la racionalidad que defiende que el dinero es la motivación que subyace detrás de toda sociabilidad. Las dicotomías entre naturaleza y cultura, y entre razón y cuerpo apuntalan esa ideología que invisibiliza la importancia material de los vínculos.

Los ciclos vitales humanos (la primera infancia y la vejez más vulnerable) quedan fuera de la mirada capitalista, que solo concibe al ser humano como sujeto productivo. La mirada capitalista también ignora los límites ecológicos y la necesidad humana de alimento, agua, energía, minerales, etc. Yayo Herrero señala que, “a pesar de la evidente dependencia que las personas tenemos de la naturaleza, el ser humano en las sociedades occidentales ha elevado una pared simbólica entre él y el resto del mundo vivo, creando un verdadero abismo ontológico entre la vida humana y el planeta en el que ésta se desenvuelve”.

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La idea de progreso capitalista se asocia con la superación de aquello que se percibe como un límite. La naturaleza se concibe como algo que se ha de dominar para eliminar los obstáculos que impidan la realización de nuestros deseos, y esta absurda idea da lugar a la destrucción de aquello que necesitamos para vivir.

Junto con la ocultación de la ecodependencia, se oculta la vulnerabilidad del cuerpo humano. Las personas no podríamos sobrevivir si no fuese porque otras dedican tiempo y energía a cuidar de nuestros cuerpos. En las sociedades patriarcales, quienes se ocupan mayoritariamente del trabajo de cuidado son mayoritariamente las mujeres. Este trabajo se realiza en el espacio privado de los hogares. Por eso el capitalismo separa al cuerpo vulnerable de la razón autónoma, y al espacio privado del hogar del espacio público de la política.

La idea capitalista del interés personal como motor de la economía oculta la esencia interdependiente de nuestra especie, que necesita lazos e interrelaciones. Las nociones de producción y de trabajo son dos mitos de la economía convencional. La reducción del valor a lo exclusivamente monetario configura aquello que forma parte del campo de estudio económico. Yayo Herrero dice:

“hemos llegado al absurdo de utilizar un conjunto de indicadores que, no solamente no cuentan como riqueza bienes y servicios imprescindibles para la vida, sino que llegan a contabilizar la propia destrucción como si fuera riqueza (…), hoy, se consideran como producciones la obtención de artefactos o servicios que son socialmente indeseables desde el punto de vista de las necesidades y del deterioro ecológico. Igualmente, se considera como producción lo que es simplemente extracción y transformación de materiales finitos preexistentes. Distinguir (en los indicadores) entre las producciones socialmente necesarias y las socialmente indeseables es imprescindible”.

El ecofeminismo sostiene que es necesario derrumbar las fronteras artificiales entre la producción y la reproducción, entre la economía y el cuidado no remunerado.

Es importante señalar que, según el ecofeminismo, el patriarcado es imprescindible para la existencia del capitalismo. Es decir, el ecofeminismo no limita su crítica feminista a denunciar que el capitalismo invisibiliza las tareas de cuidados, sino que además sostiene que el capitalismo no existiría sin el patriarcado.

Las tareas de cuidados ocupan inmensas cantidades de tiempo y de esfuerzo que liberan a otras personas (especialmente a los hombres) para realizar trabajos remunerados. El cuidado es esencial para la producción mercantil. El trabajo de las mujeres es esencial para producir las propias condiciones de producción. Sin el trabajo gratuito de las mujeres no habría capitalismo.

La economía capitalista no puede permitirse retribuir justamente el trabajo gratuito ni respetar a la naturaleza. La explotación de ambas es la causa primera del lucro económico en el que se basa el capitalismo.

Frente a ese modelo económico, el ecofeminismo propone una economía centrada en la satisfacción de las necesidades colectivas. Hay que abandonar el modelo de desarrollo que prioriza el lucro económico sobre el mantenimiento de la vida. Las preguntas que nos hace el ecofeminismo son: ¿qué necesidades hay que satisfacer para todas las personas?, ¿cuáles son las producciones necesarias y posibles para que se puedan satisfacer?, ¿cuáles son los trabajos socialmente necesarios para ello?

Puntos de apoyo

Entrevista a la activista ecofeminista Yayo Herrero “El capitalismo nunca podrá ser verde ni tener rostro humano

Yayo Herrero “Apuntes introductorios sobre el ecofeminismo

19 comentarios en “El ecofeminismo (I): ¿por qué el feminismo está conectado con la lucha anticapitalista?

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  2. David Feltrer Bailén

    Buenas, Hugo:

    Claro que habrá otras posturas desde las cuales defenderse del totalitarismo. A mí la que me gusta es el «conservadurismo liberal», como tú lo defines. No obstante, no estaría de más que aquellos que realmente creen en la bondad natural del la especie humana y en un pensamiento marxista no estalinista, alzasen la voz.

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  3. Hugo

    Buenas, David.

    «A los radicales sólo se les puede hacer frente desde un radicalismo contrario superior. Básicamente se trata de la tercera ley de Newton».

    Peligroso (por aquello del recurso al nosotros contra ellos y demás lógicas dicotómicas). Insisto, se puede combatir radicalmente el totalitarismo islámico (comunista, etarra, fascista, etc.) sin necesidad de hacerlo desde el conservadurismo liberal (tanto el clásico o decimonónico como el matizado por las aportaciones del socialismo). Ahí está por ejemplo la socialdemocracia, la acracia, etc. Respecto a esta última, considero que es una síntesis de lo mejor del liberalismo (este no tiene suficientemente en cuenta la opresión por razones económicas) y lo mejor del marxismo (este no tiene suficientemente en cuenta la opresión por razones políticas).

    Respecto a Unamuno y, en general, la paradójica relación liberalismo-fascismo, escribí un post que puede resultar de interés. En cualquier caso, vaya por delante que esa frase de Unamuno lo que demuestra a mi juicio es que no estaba en contra de que vencieran («movimiento salvador» que “gloriosamente encabeza el general Franco”, decía), sino de las maneras de llevar a cabo dicha victoria. Ciertamente, el franquismo de Unamuno no era lo suficientemente franquista y belicoso (y de ahí su arresto domiciliario), pero del mismo modo que el estalinismo de muchos bolcheviques tampoco era lo suficientemente estalinista (y de ahí la Gran Purga). En otras palabras, eso no habla bien de Unamuno o de aquellos camaradas más blandos. Lo que hace, en todo caso, es hablar peor de los otros.

    Saludos!

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  4. Hugo

    Buenas, David.

    «A los radicales sólo se les puede hacer frente desde un radicalismo contrario superior. Básicamente se trata de la tercera ley de Newton».

    Peligroso (por aquello del recurso al nosotros contra ellos y demás lógicas dicotómicas). Insisto, se puede combatir radicalmente el totalitarismo islámico (comunista, etarra, fascista, etc.) sin necesidad de hacerlo desde el conservadurismo liberal (tanto el clásico o decimonónico como el matizado por las aportaciones del socialismo). Ahí está por ejemplo la socialdemocracia, la acracia, etc. Respecto a esta última, considero que es una síntesis de lo mejor del liberalismo (este no tiene suficientemente en cuenta la opresión por razones económicas) y lo mejor del marxismo (este no tiene suficientemente en cuenta la opresión por razones políticas).

    Respecto a Unamuno y, en general, la paradójica relación liberalismo-fascismo, escribí un post que puede resultar de interés. En cualquier caso, vaya por delante que esa frase de Unamuno lo que demuestra a mi juicio es que no estaba en contra de que vencieran («movimiento salvador» que “gloriosamente encabeza el general Franco”, decía), sino de las maneras de llevar a cabo dicha victoria. Ciertamente, el franquismo de Unamuno no era lo suficientemente franquista y belicoso (y de ahí su arresto domiciliario), pero del mismo modo que el estalinismo de muchos bolcheviques no era tampoco lo suficientemente estalinista (y de ahí la Gran Purga). En otras palabras, eso no habla bien de Unamuno o de aquellos camaradas más blandos. Lo que hace, en todo caso, es hablar peor de los otros.

    http://losmonostambiencuran.blogspot.com.es/2015/11/dime-de-donde-vienes-y-te-dire-adonde.html

    Saludos!

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  5. elías

    Aunque se salga del tema, y como mera anécdota histórica, decir que Millán Astray no pronunció nunca el grito de “muerte a los intelectuales” sino el de “ muera la intelectualidad traidora”. Por tanto no estaba en contra de los intelectuales sino de aquellos que él consideraba unos renegados. Lo cual demuestra una escasa talla intelectual por parte de Millán Astray aunque no pronunciara la frase que se le atribuye.

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  6. David Feltrer Bailén

    @Hugo

    Gracias por tus observaciones, Hugo.

    Con respecto a Unamuno recuerda que acabó teniendo problemas con uno de los generales golpistas: Millán-Astray, a quien espetó y su catalanidad y esa tremenda proferencia de «venceréis porque tenéis las fuerza, pero no convenceréis». Lo cierto es que estuvo a punto de ser cosido a tiros allí mismo, en la Universidad de Salamanca, de no ser por Carmen Polo, que se lo llevó de la mano.

    Saludos, Hugo.

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  7. David Feltrer Bailén

    @Tasia

    Mi «fobia» no es contra el marxismo, sino contra el comunismo antimarxista o falso comunismo que sostienen los predicadores de la virtud como tú bajo el paraguas de los eufemismos de moda que, por supuesto, son cómplices del islamismo y otras ideologías misóginas tal y como vimos hace poco con el caso de los titiriteros, a quienes por supuesto tú apoyas. Así es que no me hables de radicalismo, por favor. Y menos aún de feminismo.

    ¿Cómo sabes que no he leído a Marx?

    Por cierto, uno de mis pensadores preferidos es Habermas. Éste no se encuentra anclado en la Segunda Guerra Mundial (aporías de los primeros pensadores frankfurtianos).

    No estaría de más que de vez en cuando tú leyeses algo de algún liberal. Que también hay mundo y vida fuera de los «camaradas» que apoyan a regímenes misóginos totalitarios. Que la virtud no sólo se predica, sino que también se practica. Pero eso sí: luego somos todos muy feministas. Defendiendo ideas totalitarias y regímenes misóginos, pero feministas. Total, como decía en otro lugar hoy en día es lo que diga ser. Lo que haga no importa. Sólo importa lo que diga. Da igual.

    Ambos vivimos en un sistema más o menos liberal. No sé a qué tanto odio hacia la libertad (Andalucía (1812), quién te ha visto y quién te ve). Sin ella, sería imposible pensar en una mujer libre y emancipada.

    El ecofeminismo, en tanto que comunismo postmarxista o falso comunismo, será una aberración de corte estalinista, ni lo dudes. Y a eso, efectivamente, le tengo mucho más que fobia. A los radicales sólo se les puede hacer frente desde un radicalismo contrario superior. Básicamente se trata de la tercera ley de Newton. ¿Te suena?

    No esperes nunca, jamás de los jamases, tibieza por mi parte cuando se trate de combatir cualquier tipo de ideología liberticida y misógina. No hemos conseguido vivir en una sociedad relativamente liberal repartiendo abrazos ni flores. La amenaza totalitaria y liberticida está ahí. Es una realidad. Y encima cuenta con el apoyo y el beneplácito de la podrida universidad pública española (no toda, pero casi toda), la mayoría de cuyos departamentos están para ser cerrados.

    Todavía sigo esperando por tu parte esa condena del estalinismo -que no del marxismo- que te llevo pidiendo desde casi 5 años. Pero tranquila, luego somos todos muy feministas o ecofeministas. Bueno, lo del ecofeminismo, en tanto que comunismo estalinista, es un discurso coherente para cualquier liberticida.

    Estamos ante lo de siempre: ante el revanchismo comunista guerracivilista anclado en el ’36 y no superado aún que ahora se viste de ecofeminismo y demás eufemismos. Así de claro.

    En definitiva: por lo que veo el ecofeminismo es sólo un eufemismo más que enmascara el clásico discurso de odio hacia todo lo que huela a libertad y emancipación. Y por eso es una contradicción: no se puede hablar de feminismo con el puño en alto. Mira que la cosa es sencilla. Pues no hay manera.

    Cualquier ideología de corte liberticida será siempre la enemiga número uno del feminismo. El ecofeminismo, en tanto que eufemismo estalinista, no sólo no es feminista, sino que además es patriarcal, puesto que sabemos que a día de hoy los estalinistas se creen amigos de las peores teocracias islamistas medievales. Y no es otra cosa lo que desde la absolutísima soledad -de ahí la dureza de la disidencia- te vengo insistiendo. Ya sé que es una causa perdida. Tal vez debería rezar a San Judas Tadeo, patrono de las causas perdidas.

    En fin, te dejo ya. Espero que mis crítiucas, que resultan muy aceradas, te sirvan al menos para reflexionar un poco. Con lo inteligente y estudiosa que eres no entiendo a qué esa adicción a ideologías liberticidas y misóginas de tipo secular o religioso. Desde luego no será por desconocimiento. Y si no es por ignorancia, será por… Pues eso.

    Saludos.

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  8. Hugo

    David afirma que «se defiende el ecofeminismo desde el anticapitalismo», y concluye: «es decir, desde el totalitarismo político comunista anclado en 1917 (o incluso antes, en 1867)». Lo cual, al menos en mi caso y en otros muchos, no es cierto (¡viva Fourier, leñe!). Es perfectamente posible, desde la teoría y desde la práctica (podría poner algunos ejemplos tanto históricos como contemporáneos si se me pide), ser feminista y ecosocialista desde un punto de vista anarquista, es decir, antitotalitario (ni Dios, ni amo, ni marido, etc., por difícil que esto pueda llegar a ser en la práctica; también es difícil sobrevivir a un cáncer de páncreas y no por eso desistimos).

    También afirma: «No conozco a ningún predicador de la virtud que haga las maletas y se marche de alguna democracia liberal y capitalista». Por supuesto, pero eso es porque la comparación se hace con algo peor a lo que tenemos (Corea del Norte, etc.), no con algo mejor. Decir que una democracia capitalista es mucho mejor que una dictadura comunista está bien si se está debatiendo con estalinistas, pero en el caso que nos ocupa, en este texto de Tasia, es como decir que un mundo con dentistas es mucho mejor que un mundo sin dentistas. Todos estamos de acuerdo en eso.

    Ahora bien, aunque es cierto que Marx no es del todo Lenin, podemos afirmar no obstante que es más Lenin que Bakunin. En ese sentido, cuanto menos veamos el componente autoritario y centralista del marxismo de Marx, valga la expresión, más probable será que nos seduzcan de nuevo los cantos de sirena bolcheviques. En eso puedo estar de acuerdo con David, alias Conrado 😉

    ¡Y a la inversa, claro! Cuanto menos veamos el lado autoritario (o jerárquico, si se prefiere) de las actuales «democracias», más probable será que, en momentos de crisis muy agudas y prolongadas (que vendrán sí o sí: peak oil, peak water, peak everything…), nos veamos seducidos de nuevo por los cantos de sirena fascistas. Ya dije en una ocasión que muchos conservadores y liberales de los años veinte y treinta de este país (Unamuno, Ortega, Pío Baroja, Marañón, d’Ors, etc.) no dudaron en apoyar el golpe de Estado, supuestamente como mal menor. ¡Como si la única altenativa a una bofetada fuera un puñetazo!

    Saludos!

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  9. elías

    ¿Serán estas mujeres totalitaristas comunistas?

    Vandana Shiva

    Vandana Shiva, ecofeminista célebre de la India, fue una de las primeras en mostrar el deterioro de las condiciones de vida de las mujeres del Tercer Mundo causado por el mal desarrollo. Vandana es pacifista, seguidora de Gandhi, premio Nobel alternativo y premio Vida Sana 1993. Ha sido capaz de movilizar en la India 5 millones de campesinos contra la Unión General de Tarifas de Comercio (GAT) y de ponerse a la cabeza de la gran movilización en contra de la globalización del comercio en Seattle a finales de 1999. Fundadora de Navdaya un movimiento social de mujeres para proteger la diversidad y la integridad de los medios de vida, especialmente las semillas. (ecoestrategia.com, 2005)

    Wangari Maathai

    Wangari Maathai, una de las principales figuras del ecofeminismo y Premio Nobel de la Paz 2004, fundó en 1977 el Movimiento Green Belt (Cinturón Verde) en Kenia, con el cual plantó más de 20 millones de árboles para evitar la deforestación y desertización. Este programa fue llevado a cabo por mujeres, quienes recibían una paga por plantar árboles y así poder mantener a sus hijos. En 1986, el Movimiento instauró una red panafricana (Pan african Green Belt Network), constituida por 40 individuos que reprodujeron este programa en sus países. Maathai obtiene la atención del mundo cuando en 1988 se opone al proyecto de la construcción de lujosas viviendas en Kenia. Tiene una visión holística con respecto al desarrollo sostenible que engloba la democracia, los derechos humanos, en especial, los derechos de las mujeres.

    Janet Biehl

    Janet Biehl es una anarquista estadounidense y una de las autoras más destacas de la ecología social y el ecofeminismo socialista. De 1987 a 2000 publicó en coautoría con Murray Bookchin Green Perspectives, luego denominada Left Green Perspectives. Escribió y editó numerosos libros y artículos que interpretan y abogan por las ideas del municipalismo socialista, la ecología social y el ecofeminismo, y que hasta la fecha tienen una enorme influencia sobre el movimiento socialista.

    Fuente: wikipedia

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  10. elías

    Dices, Tasia: “Es muy interesante la cuestión que planteas. Si te he entendido bien sostienes que hipotéticamente podría existir una sociedad capitalista sin patriarcado. y que, por tanto, ambas estructuras no están unidas ontológicamente.”

    Sí, efectivamente, creo que en esa dirección avanza actualmente las sociedades occidentales.

    Dices, Tasia: “Cabe imaginar una sociedad capitalista sin patriarcado, pero esa sociedad capitalista (según las tesis del ecofeminismo) tendría que inventar una ideología de dominación sobre un grupo oprimido inmenso lo suficientemente persuasiva como para que la gente de ese grupo oprimido trabaje de modo gratuito y de modo poco valorado socialmente, y lo haga sin montar una revolución, considerando que su subordinación es normal.”

    Sí, efectivamente, creo que el capitalismo se sustenta en una concepción de la razón como dominadora del mundo y de la naturaleza.

    Dices, Tasia: “El ecofeminismo podria sostener que, cuando aumenta la igualdad aumenta el estado de bienestar (por ejemplo, guarderías, ley de dependencia), y cuando retrocede el estado de bienestar retrocede la igualdad; por tanto, a más igualdad menos capitalismo.”

    Creo que el ecofeminismo podría defender que está en contra de una sociedad capitalista porque no le gustan los valores, basados en la dominación, que defiende. Pero entonces habría que matizar qué se entiende por ecofeminismo.

    1.- Una mujer que esté al favor de capitalismo no sería eco-feminista. Bueno, lo sería tan solo de boquilla. Es decir, no le importaría matar todas las ballenas que se pusieran a su alcance si con el aceite que se extraiga de las mismas aumentara la cuenta de beneficios de su empresa. Sería feminista en el sentido de que criticaría que ella no pudiera ejercer en pie de igualdad con los hombres el mismo afán dominio que ostenta éste. Pero una vez alcanzado dicha igualdad abrazaría el capitalismo con la misma devoción que aquellos.

    2.- Personalmente considero que para poder defender verdaderamente el ecofeminismo tiene que partirse del feminismo de la diferencia. Es decir, se tiene que defender la tesis, otra cuestión es la fundamentación de dichas tesis, de que el hombre y la mujer son realidades ontológicas o modos de ser diferentes. Y asociarle al hombre, como modo de ser, una vocación natural de dominio mientras que a las mujeres, y como modo de ser, les tendría que asociar una vocación natural de cuidado. De forma que las mujeres, y por serlo, estarían en contra de cualquier régimen que no fomentara el cuidado. Ahora bien, defender estas tesis no es cuestión fácil pero tampoco imposible.

    Dices, Tasia: “Por otra parte (y aquí comienza mi distancia con el ecofeminismo) también puede darse perfectamente una sociedad patriarcal en un contexto de economía comunista.”

    Sí, es lo que te comenté. El patriarcado se ha dado en la época medieval, en regímenes absolutistas, en sociedades comunistas, en sociedades capitalistas y en sociedades democráticas. Por eso considero que es insostenible la tesis de que el capitalismo necesita, y para poder serlo, del patriarcado. Creo que esa identificación no puede hacerse.

    Dices, Tasia: “Bajo mi punto de vista el capitalismo actual se beneficia mucho del patriarcado (y por tanto, se puede hacer una lucha simultánea contra el patriarcado y el capitalismo), pero coincido contigo en que la unión entre capitalismo y patriarcado no es esencial. Yo creo que son dos sistemas distintos pero interrelacionados y que el objetivo principal del feminismo es la lucha contra el patriarcado, de modo que (y repito, bajo mi punto de vista) puede haber mujeres capitalistas que colaboren al progreso por la igualdad entre mujeres y hombres.”

    Sí, efectivamente, es lo que pienso también.

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  11. tasia1987 Autor

    Es muy interesante la cuestión que planteas. Si te he entendido bien sostienes que hipotéticamente podría existir una sociedad capitalista sin patriarcado. y que, por tanto, ambas estructuras no están unidas ontológicamente.

    Cabe imaginar una sociedad capitalista sin patriarcado, pero esa sociedad capitalista (según las tesis del ecofeminismo) tendría que inventar una ideología de dominación sobre un grupo oprimido inmenso lo suficientemente persuasiva como para que la gente de ese grupo oprimido trabaje de modo gratuito y de modo poco valorado socialmente, y lo haga sin montar una revolución, considerando que su subordinación es normal.

    El ecofeminismo podria sostener que, cuando aumenta la igualdad aumenta el estado de bienestar (por ejemplo, guarderías, ley de dependencia), y cuando retrocede el estado de bienestar retrocede la igualdad; por tanto, a más igualdad menos capitalismo.

    Por otra parte (y aquí comienza mi distancia con el ecofeminismo) también puede darse perfectamente una sociedad patriarcal en un contexto de economía comunista. De hecho, vemos que los partidos comunistas, por lo general, no se caracterizan por un liderazgo real de las mujeres. No cabe duda de que hay personas anticapitalistas que son muy machistas.

    Bajo mi punto de vista el capitalismo actual se beneficia mucho del patriarcado (y por tanto, se puede hacer una lucha simultánea contra el patriarcado y el capitalismo), pero coincido contigo en que la unión entre capitalismo y patriarcado no es esencial. Yo creo que son dos sistemas distintos pero interrelacionados y que el objetivo principal del feminismo es la lucha contra el patriarcado, de modo que (y repito, bajo mi punto de vista) puede haber mujeres capitalistas que colaboren al progreso por la igualdad entre mujeres y hombres.

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  12. elías

    Hola Tasia

    Creo que aquí nadie está discutiendo que se hayan alcanzado unas cotas de igualdad entre hombres y mujeres. Como tampoco discutimos el que la sociedad occidental está realizando un gran esfuerzo, tanto hombres como mujeres, para que dicha igualdad se alcance superando una situación heredada y que lleva rodando desde los comienzos de la humanidad. Creo que sería injusto discutir tanto lo uno como lo otro.

    En realidad sobre lo que yo quería debatir es sobre la tesis fuerte que se encuentra de fondo en el ecofeminismo tal cual tú lo has expuesto. Es decir, que el capitalismo, y para poder serlo, tiene que estar sustentado en un sociedad patriarcal. Porque si ese es el enfoque, si esa es la tesis de fondo, desde el momento que se argumente mediante los hechos históricos que un cada vez mayor avance en consecución de la igualdad no conlleva un retroceso del capitalismo entonces dicha tesis debería de ser abandonada o superada.
    Y no creo que un argumento fuerte pueda ser el decir que como aún no se ha alcanzado una paridad perfecta entre hombres y mujeres entonces no puede ponerse a prueba dicha tesis. Porque de ser así lo que se estaría diciendo es que cuando esa paridad perfecta se alcanzara el capitalismo desaparecería súbitamente y sin que nadie supiese como ha sido.
    Y lo que yo he tratado de decirte, equivocadamente o no, es que dicho ecofeminismo puede defenderse sin recurrir a esa tesis fuerte.

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  13. tasia1987 Autor

    Elias, el patriarcado funcionaría como la ideología legitimadora que permite que un grupo de población trabaje de modo no remunerado (o poco remunerado) en medio de un contexto en el que el dinero es lo que permite distribuir estatus. Es cierto que hay otras dinámicas (como las diferencias económicas entre países o el racismo) que dan lugar a la existencia de otros colectivos dispuestos a trabajar de modo precario.

    Ahora bien, si una familia de clase media contrata a un hombre latinoamericano para que cuide al abuelo, eso no significa que la mujer de clase media sea la «culpable» de contribuir con el colonialismo. Lo que ocurre es que la unidad familiar (es decir, todos sus componentes) está trasladando la carga que tradicionalmente caía sobre la mujer sobre un nuevo sujeto precarizado.

    Hay que señalar, no obstante, que los trabajos de cuidados remunerados y realizados por hombres son bastante minoriatarios con respecto a los realizados por mujeres y que, en cualquier caso, el trabajo gratuito de los mismos es practicamente inexistente. En este sentido no se puede negar que el patriarcado es hoy en día necesario para el capitalismo como ideología legitimadora de la división sexual del trabajo. Las mujeres cuidan por amor y se ve natural que lo hagan.

    Además, incluso en el ejemplo de antes, el de un hombre latinoamericano que cuida al abuelo español, podemos preguntarnos, ¿quién ejerce las tareas domésticas y el cuidado de la prole en la casa de ese hombre latinoamericano?, ¿quién libera el tiempo de ese hombre para que pueda trabajar?: normalmente una mujer. Incluso si introducimos las variables de clase, colonial, etc, las mujeres siguen ocupando el estrato más bajo dentro de la clase social más pobre. No hay ninguna sociedad capitalista en la que el patriarcado haya dejado de ocupar un lugar central en la legitimación ideológica de la explotación.

    Conrado, el ecofeminismo no oculta su herencia del marxismo clásico. Y por eso yo estoy utilizando términos marxistas en mis post (ideología, plusvalía, etc) ya que trato de responder desde la óptica ecofeminista. Creo que eres muy radical en tu fobia al marxismo. Marx es un filósofo muy respetable que deberías leer y él no estaba vivo cuando pasaron muchas de las cosas que se han realizado en su nombre. Seguro que has encontrado alguna idea interesante en estas ideas ecofeministas, quédate con eso. No es necesario asumir los sistemas filosóficos que no nos gustan, pero el debate filosófico nos permite encontrar algo provechoso en ellos.

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  14. David Feltrer Bailén

    Buenas, Tasia:

    ¿Has oído hablar de la ecología de mercado?

    Me llama poderosamente la atención cómo el discurso suprematista de «izquierda» intenta siempre asociar capitalismo con todo aquello que sea nefasto para el género humano. Eso sí: todo el mundo desea vivir en alguna sociedad liberal y capitalista. No conozco a ningún predicador de la virtud que haga las maletas y se marche de alguna democracia liberal y capitalista.

    Si España no fuese un país semiliberal y algo capitalista, Tasia, probablemente no estaríamos aquí libremente debatiendo sobre esto. Y ya me explicarás cómo se va a articular cualquier discurso o política feminista sin que las libertades individuales de la población no están garantizadas. Y eso, mal que les pese a algunos, sólo sucede, mayormente, en esos países liberales y capitalistas tan malos a que se refiere el ecofemismo.

    Tengo la sensación de que detrás de todo este discurso ecofeminista se encuentra el comunismo clásico de toda la vida que ahora viene camuflado y travestido de feminismo, ecofeminismo y lo que haga falta con tal de de seguir predicando las ideas de 1917. Y a eso se reduce el ecofeminismo. Porque normalmente quien se considera anticapitalista (es mentira, por supuesto, puesto que lo que se está diciendo es que no se es capitalista porque no se tiene capital), se dice también comunista. Y el comunismo, Tasia, ya sabes que es de todo menos feminista. Vamos, que es una ideología liberticida y patriarcal. Como cuaquier totalitarismo, ya sea religioso y secular. Por tanto, estamos ante la contradicción de siempre: predicar el feminismo desde el totalitarismo misógino y liberticida.

    Si no he entendido mal tu escrito, Tasia, según el ecofeminismo en una sociedad capitalista y liberal no puede haber feminismo. ¿Puede haberlo en una sociedad totalitaria? El comunismo lo es. Y las antifeministas de discurso ancapitalista también lo son. ¡Menuda contradicción!: se defiende el ecofeminismo desde el anticapitalismo; es decir, desde el totalitarismo político comunista anclado en 1917 (o incluso antes, en 1867).

    Es decir, según el ecofeminismo en una sociedad capitalista no puede haber nada de lo que se considere positivo para el género humano: feminismo, ecologismo y etc. Y sin embargo, es justamente en las sociedades capitalistas y liberales donde las mujeres gozan de mayores cotas de libertad. En esto no insistiré mucho porque resulta obvio (debería). Tú misma, Tasia, vives en una democracia semiliberal, en un país con una economía de mercado. En otros países sin democracia liberal no podrías escribir tan alegremente sobre feminismo sin ser, tal vez, lapidada.

    Pero es que además si el capitalismo fuese incompatible con el ecologismo, entonces no habría ecologismo, puesto que a día de hoy la práctica totalidad de economías del mundo son capitalistas, incluidas las que pocas que quedan que se dicen comunistas. Acuérdate de la Cumbre para la Refundación del Capitalismo de 2008 con presencia del expresidente Zapatero. A día de hoy -tiene mucha razón Fukuyama- el liberalismo político y económico es el único sistema que conocemos desde el que vivir con las mayores cotas de libertad y bienestar para el mayor número de personas. Y esto ya no es un juicio de valor, sino una cuestión de hecho. Y la prueba más preclara de ello es que estamos aquí debatiendo sobre esto porque vivimos, a pesar de las amenazas liberticidas de moda surgidas (fundamentalmente) fruto del crack del 2007, en un país más o menos liberal.

    China, por ejemplo, es un país de Gobierno comunista pero económicamente ultracapitalista (¡menudo comunismo!). Y teniendo en cuenta los problemas de contaminación que azotan al país (demasiados esclavos trabajando demasiadas horas), no parece haber demasiado ecofeminismo, ¿no te parece?.

    En cuanto al patriarcado, no sé, eso me suena ya a Antiguo Régimen. ¿Realmente crees que, por ejemplo, en Europa existe algo así como el patriarcado? A veces tengo la sensación de que algunos vivís en otra época. Patriarcado hay, por ejemplo, en países como Irán, que viven anclados en un paradigma medieval. Para variar, patriarcado es lo que hay en cualquier gobierno totalitario, como sospecho que es el que sostienen las ecofeministas. Otra contradicción del discurso comunista antifeminista o, simplemente, ecofeminismo: criticar al patriarcado desde una postura totalitaria y patriarcal; es decir, comunista.

    La contradicción del discurso «feminista» sostenido desde el totalitarismo comunista ya sabes cuál es, Tasia: el enmascaramiento del discurso comunista de la primera mitad del siglo XX. Llámale, si quieres, ecofeminismo. Yo lo llamo comunismo travestido.

    Disculpa mi ignorancia, ¿existe algún país no capitalista ni liberal donde se den políticas ecofeministas? Si lo hay, me gustaría saberlo.

    Veo que los vestidos del comunismo clásico son muchos. Ahora lo llaman ecofeminismo. Antaño era simplemente comunismo misógino. Y digo yo, ¿para qué marear tanto la perdiz? Si hablamos de comunismo y de envidia igualitaria y rencor hacia los que han triunfado y viven en relativa libertad, pues digámoslo claramente. No hace falta camuflar el discurso comunista y totalitario de siempre de ecofeminismo y otras modas de usar y tirar.

    Por lo demás, buen escrito para hacer buenos exámenes, que no es poco.

    Saludos, Tasia.

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  15. elías

    Dices, Tasia: “estado de bienestar muy desarrollado podría retribuir a las amas (o amos) de casa, y el cuidado de menores y dependientes. Pero ¿podría permitirse retribuirlos de forma justa? (es decir, valorándolos como si estos trabajos fuesen equivalentes a aquellos de igual nivel de esfuerzo y de tiempo que sí están retribuidos). Seguramente no”

    Sí, pero entonces el argumento no sería que el capitalismo es consustancial al patriarcado, que es lo que yo trataba de hacerte ver, sino que se trataría de un sistema injusto que no valoraría los trabajos de cuidado ya fueran estos desempeñados tanto por hombres como por mujeres.

    Dices, Tasia: “Los hombres no se están corresponsabilizando lo suficiente de esas tareas (a juzgar por las altas tasas de mujeres que acceden a contratos a tiempo parcial y por la simple observación de quién cuida a la gente mayor en cualquier familia y quién recoge los platos en la cena de navidad), nadie quiere incorporarse a una tarea que está poco valorada y, por lo que he dicho aquí ese problema tiene dificil solución sin un profundo cambio económico.”

    No, si yo no digo que se haya alcanzado una co-responsabilidad perfecta sino que a medida que se va alcanzado dicha igualdad no se observa que el capitalismo vaya siendo más débil.
    Por cierto, en mi comunidad ( Canarias) quien cuida cada vez más de los mayores son los sudamericanos. Y veo a tantos hombres como a mujeres sudamericanas empujando de la silla de ruedas de los mayores. Y estoy completamente convencido que esos hombres y mujeres sudamericanos ni están dados de alta en la seguridad social ni quizá se les pague lo que merecen. Pero quienes no le dan de alta en la seguridad social y quienes posiblemente no le paguen lo que merecen son los hijos ( tanto hombres como mujeres) de los que están siendo empujados en la silla de ruedas. Muy posiblemente quien paga a una mujer para que le limpie la casa suele ser otra mujer que no siempre le paga lo que se merece. Aunque sí, quien se suele ocupar de esas cuestiones suele ser la mujer y no el hombre. Pero por la misma razón eso no la exculpa de ser ella quien le paga de menos a otro mujer

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  16. tasia1987 Autor

    Gracias por comentar. Elías, el ecofeminismo plantea que el capitalismo no retribuye el trabajo de cuidados (piensa en el trabajo de cuidado de menores y de personas ancianas y dependientes que realizan las mujeres de forma gratuita). El capitalismo tal vez, transformándose en un estado de bienestar muy desarrollado podría retribuir a las amas (o amos) de casa, y el cuidado de menores y dependientes. Pero ¿podría permitirse retribuirlos de forma justa? (es decir, valorándolos como si estos trabajos fuesen equivalentes a aquellos de igual nivel de esfuerzo y de tiempo que sí están retribuidos). Seguramente no. La economía capitalista necesita que exista trabajo gratuito o muy mal pagado para liberar a otras personas para realizar trabajos productivos. El tiempo liberado que invierte la persona que se dedica al trabajo remunerado contiene dentro de sí la plusvalía invisible del trabajo gratuito o mal pagado.
    En un artículo Beatriz Gimeno se pregunta si podría retribuirse adecuadamente a las empleadas del hogar y concluye que, si se las pagase bien, no podría permitirselo una familia normal. La autora sostiene que muchas mujeres han accedido al mercado de trabajo e incluso pueden tener hijos gracias a que contratan una empleada doméstica y disponen de medios económicos para una guardería. El trabajo precario de cuidados permite la incorporación de la mujer de clase media al mercado de trabajo, mientras que otras mujeres realizan esa tarea por un bajo salario (o gratis, piénsese en todas las abuelas que cuidan bebés).
    Los hombres no se están corresponsabilizando lo suficiente de esas tareas (a juzgar por las altas tasas de mujeres que acceden a contratos a tiempo parcial y por la simple observación de quién cuida a la gente mayor en cualquier familia y quién recoge los platos en la cena de navidad), nadie quiere incorporarse a una tarea que está poco valorada y, por lo que he dicho aquí ese problema tiene dificil solución sin un profundo cambio económico.

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  17. elías

    Aunque habría un fundamento más radical para estar en contra del capitalismo. Pero para ello habría que aceptar el feminismo de la diferencia. Es decir, habría que aceptar que el hombre y la mujer son dos modos de ser diferentes y que el capitalismo se ha construido desde uno solo de esos modos, el masculino. Y que por tanto aunque una mujer pudiera formar parte en pie de igualdad en ese mundo capitalista sería a costa de “desnaturalizarse” y de renunciar a su auténtico modo de ser. Es decir, que la mujer, y por ser ese modo de ser que no se explica o se reduce en su totalidad a un determinado rol social impuesto, posee su modo propio de ver y de relacionarse con el mundo. Y sería ese modo propio de ver y de relacionarse con el mundo el que sería incompatible con el capitalismo.

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  18. elías

    Hola, Tasia

    Dices: “ Es importante señalar, que según el ecofeminismo, el patriarcado es imprescindible para la existencia del capitalismo. Es decir, el ecofeminismo no limita su crítica feminista a denunciar que el capitalismo invisibiliza las tareas de cuidados, sino que además sostiene que el capitalismo no existiría sin el patriarcado.

    Éste es quizás el argumento más débil, desde mi punto de vista , relativo a la defensa del ecofeminismo. Al menos, según se entiende la concepción de patriarcado.
    Por patriarcado se entiende, y según la Wikipedia: “En ciencias sociales, el término patriarcado se ha usado en antropología, sociología y en estudios feministas para describir una situación de distribución desigual del poder entre hombres y mujeres en la cual los varones tendrían preeminencia en uno o varios aspectos, tales como la determinación de las líneas de descendencia (filiación exclusivamente por descendencia patrilineal y portación del apellido paterno), los derechos de primogenitura, la autonomía personal en las relaciones sociales, la participación en el espacio público ―político o religioso― o la atribución de estatus a las distintas ocupaciones de hombres y mujeres determinadas por la división sexual del trabajo.”

    En los países capitalistas precisamente observamos que el patriarcado está en claro retroceso, y ya se está alcanzado una equiparación entre hombres y mujeres, y sin embargo el capitalismo goza de la misma salud, o mayor, que la que ha gozado en el pasado. Pongamos, y como ejercicio teórico, que dentro de una década se hubiera alcanzado dicha igualdad. Entonces, ¿qué pasaría? Pues ocurriría que tendríamos una sociedad capitalista no patriarcal. Con lo cual quedaría refutada la tesis de que el capitalismo no existiría sin el patriarcado. Es decir, no se observa que a medida que la mujer va alcanzado mayores cotas de igual el capitalismo va en proporcional retroceso.

    Cuestión aparte sería si se identificara al patriarcado con una visión de dominio tanto respecto a las personas ( independientemente del sexo) como con respecto a la naturaleza. O dicho de otra forma, que aunque de facto no hubiera una desigualdad entre hombres y mujeres los valores asumidos por ambos serían la del dominio sobre las personas y la Naturaleza. De ser este el caso entonces tendríamos una sociedad patriarcal conformado tanto por hombres como por mujeres en pie de igualdad.

    Personalmente no estoy de acuerdo en que el capitalismo se sustenta en el patriarcado. El capitalismo se sustenta en una visión de dominio. Sí, tradicionalmente el capitalismo se asocia al patriarcado pero creo que equivocadamente. Es que toda la historia de la humanidad han sido patriarcales exceptuando momentos históricos puntuales (sociedades matriarcales). Es que ideología patriarcal se ha dado en el feudalismo, en el absolutismo en el comunismo, en el capitalismo y en las democracias.
    Es por ello por lo que considero que puede existir una sociedad capitalismo sin que sea patriarcal. Eso sí, tiene que estar basada en el dominio. Pero no del hombre sobre la mujer sino de todos contra todos en aras de alcanzar el éxito económico. Como bien sabes éste es el argumento de las feministas de la igualdad que abogan por la existencia del capitalismo. Creo por tanto que aquellas feministas que alegan que el patriarcado es intrínsecamente constitutivo del capitalismo se equivocan. Y se equivocan si es ese el argumento que utilizan. Simplemente la realidad histórica actual refuta dicho eco-feminismo.

    Eso sí, creo que el eco-feminismo puede defenderse pero modificando las tesis. Una feminista puede defender su ecofeminismo denunciando al capitalismo. Pero no porque el capitalismo tenga que estar sustentado en el patriarcado ( que como vemos cada vez lo está menos y el capitalismo sigue vivito y coleando) sino porque está sustentado en una visión de dominio sobre la naturaleza y sobre las personas. Ahora bien, esto sería tanto como que las feministas aceptaran que las mujeres también pueden ser tan dominadoras sobre las personas y sobre la naturaleza como lo puedan ser los hombres. Y esto último es algo ya que a las feministas les cuesta aceptar.

    Quizá me salga un poco de la cuestión pero quisiera demorarme un poco en esta última cuestión. ¿ Cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de las feministas están en contra de que la ley de genero se amplíe y dé cobertura tanto a las parejas de gais como de lesbianas?

    Hace no mucho tiemp vi un reportaje en el que tanto gais como lesbianas denunciaban el sufrimiento, las palizas, las violaciones, el maltrato psicológico, etc, que sufrían a mano de sus parejas. Cómo explicar esta violencia.

    Personalmente considero que el no hacer “visibles” estas situaciones se debe a una cuestión ideológica por parte de dichos colectivos feministas. Y considero, y con gran pesar, que anteponen la ideología al sufrimiento humano. Es que de asumir la existencia de dichas situaciones les supondría el tener que modificar sus tesis con respectos a los varones heterosexuales para incluir tanto a mujeres heterosexuales, como a hombres y a mujeres homosexuales. Y creo que a esto último se niegan por sistema. Pero mientras se niegan hay mucho sufrimiento que no se escucha.

    Un saludo

    PD: Un artículo estupendo

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